viernes, 27 de enero de 2012

ENTREVISTA A NARCISO LOZANO

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"El pueblo dogón descubre pozos de agua en el desierto con la ayuda de zahoríes"

(La Opinión, 19/03/2010)

MANUEL MADRID

El salesiano Narciso Lozano ha llegado recientemente del País Dogón, uno de los lugares más arrinconados y mágicos de Malí, donde la Fundación Polaris ha concentrado sus esfuerzos. El objetivo para 2010 es construir un pozo, una maternidad y una escuela para la aldea de Pongono. Después de 20 años "dando más a los que la vida ha dado menos", el salesiano Narciso Lozano aún tiene intacta la capacidad de sorpresa: "¡Las necesidades son ingentes, descorazonadoramente inabarcables!". Es lo que ha corroborado de nuevo en su último viaje a Malí, el país de las mil lenguas al que dedicó sus últimos años de vida "un hermano de corazón", Pedro Roca Saura, exgerente de Ifepa y presidente de honor de la Fundación Polaris, y donde habita desde tiempos remotos la etnia dogón, aislada del mundo y empeñada en sobrevivir.

- ¿Por qué la Fundación ha volcado sus esfuerzos en este lugar perdido de África Occidental?
- Porque cada vez que bajamos a la falla de Bandiagara y llegamos a las aldeas del País Dogón te duele el alma y se te cae todo. Los accesos son extremadamente complicados, no hay rutas ni pistas señalizadas y allí sólo puedes acceder en camioneta y con un guía.

- ¿Qué pasa si hay una urgencia?
- Las parturientas tienen una media de diez hijos y cuando enferman las sacan en carro o en bicicleta y el punto sanitario más cercano a veces está a más de 20 kilómetros. Los niños tienen que andar muchas horas para ir a por agua o a la escuela. Desde la Fundación Polaris nos hemos volcado con ellos gestionando proyectos modestos para construir pozos de agua, dispensarios médicos, maternidades y escuelas básicas en un territorio donde hay necesidades de supervivencia y donde la inmensa mayoría de la población es analfabeta.

- ¿Cómo surgen los proyectos?
- En Malí hemos financiado 18 acciones. Todos los años hacemos viajes a Malí para supervisarlos y siempre volvemos con una nueva propuesta. No financiamos ningún proyecto sin haber visto antes in situ las necesidades. Por ejemplo, en febrero hemos estado en Tabitongo, una aldea de 1.700 habitantes donde hemos construido una maternidad-dispensario y un pozo de subsistencia de 70 metros de profundidad junto a una escuela para que las madres recojan el agua mientras llevan a los niños a la escuela.

- ¿Cómo saben dónde hay agua?
- Los dogones utilizan zahoríes que descubren manantiales y corrientes subterráneas en el desierto y los pozos se hacen siempre en terrenos municipales. Tienen un brocal de un metro de altura para que nadie caiga dentro y un abrevadero para los animales. La falta de higiene provoca enfermedades e infecciones de carácter parasitario y mucha gente muere en Malí de malaria y paludismo porque no tienen acceso ni a una sanidad elemental.

- ¿Qué planes tienen para 2010?
- Estando en Tabitongo nos buscaron las autoridades de la aldea de Pongono, que tienen las mismas necesidades, y vamos a construirles un pozo -20.000 euros-, una maternidad -40.000- y una escuela -30.000-. Si conseguimos financiación para estas tres obras nos damos por satisfechos. Alrededor de estas aldeas viven unas 10.000 personas y es curioso que hay algunas que están a menos de dos kilómetros y no se entienden porque tienen dialectos distintos.

- ¿De dónde obtienen los recursos para financiar las acciones?
- Tenemos 250 socios que aportan al año 30.000 euros, y organizamos rifas y loterías. La compañía Polaris colabora gracias al entusiasmo de Pedro García Meroño. En el VI Memorial Pedro Roca se recaudaron 8.000 euros a beneficio de la Fundación, de la asociación La Herencia y de los Amigos de Malí.

- Además del sufrimiento, ¿qué le ha enseñado el País Dogón?
- Pues valores como la solidaridad. Es un pueblo que comparte la desgracia. En estos sitios es donde mejor he visto practicar el Evangelio porque en Europa hay mucho fariseísmo e hipocresía. Mi afán ha sido crear una sensibilidad en la gente para que no se sientan indiferentes ante las necesidades de los demás, ya sean cristianos, animistas, protestantes o musulmanes. Esa es mi mayor satisfacción.

Fuente: laopiniondemurcia.es

A UNA DE LAS MEJORES PERSONAS QUE ME HAN TENDIDO LA MANO

Crónica del último viaje de Narciso Lozano a Malí
Publicado en 'LA VERDAD' el 25/01/2012.
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La bandera de la solidaridad


La Fundación Polaris World apoya la sanidad y la educación en aldeas del país dogón


Un grupo de murcianos visita una de las zonas de África Occidental amenazadas por los terroristas de Al-Qaeda donde han construido pozos y maternidades

MANUEL MADRID MURCIA
La ayuda desinteresada de muchos murcianos continúa alumbrando la esperanza en las aldeas de la falla de Bandiagara, la columna vertebral del Malí más profundo, donde sobrevive el pueblo dogón. Al abrigo de esta mítica pared de piedra de 200 kilómetros de longitud están esparcidas millares de aldeas con las que la Fundación Polaris World contactó en 2004 con la misión de «dar más a los que la vida ha dado menos», siguiendo el ejemplo del empresario Pedro Roca Saura, exgerente de Ifepa y creador de 'Amigos de Malí', fallecido prematuramente en 2003.

Este es también el empeño del salesiano zamorano Narciso Lozano, afincado en la Región desde hace décadas, y de los 220 socios que financian cada año la construcción de pozos de agua, maternidades y escuelas, proyectos de espinosa gestación pero de escaso presupuesto, cuya materialización es como una bendición para estos habitantes que cultivan cebollas, mijo y sorgo y se han plantado en el siglo XXI sin conocimientos de escritura y manteniendo con el boca a boca sus ancestrales ritos y sus mágicas creencias.

«Nuestra única misión es ayudar y sin distinciones, ya sean animistas, musulmanes, protestantes o cristianos», aclara Lozano, administrador y maestro de mecánica del colegio San Bosco de Cartagena. «Queremos cumplir con la gente de Malí y de otros países de África aquel mandato bíblico que dice: 'Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, era forastero y me acogiste, estaba desnudo y me vestiste, estaba enfermo y me visitaste'. Yo soy salesiano y estoy convencido de que mucha gente, sin llevar el cartel de creyente, es un ejemplo de humanidad y solidaridad». En el último viaje de cooperación un grupo de socios de la Fundación ha visitado 22 proyectos financiados en los últimos años y se ha revisado la ejecución de otros en construcción.

Las necesidades básicas del pueblo dogón son pozos de agua, vitales para la supervivencia de la población rural; dispensarios sanitarios y centros de maternidad, para que las mujeres puedan recibir asistencia en sus partos, pero también huertos para viudas musulmanas y otros programas de capacitación agrícola para que puedan encontrar en la tierra un medio de vida con el que sustentar sus hogares. El recibimiento a los cooperantes murcianos suele ser apoteósico en la sabana africana, donde la bandera de la generosidad es recíproca, pues los expedicionarios fueron obsequiados con banquetes a la usanza local y varios instrumentos musicales, además de los tres carneros, cinco gallinas y un saco de 50 kilos de cacahuetes que la Fundación donó a la delegación de Cáritas en Bamako. Y lo más sorprendente es que estos mismos pueblos, tan entregados y solidarios con el prójimo a pesar de la escasez, van a sufrir hambruna este año. «Me temo que mucha gente morirá porque ha llovido poco, muchos pozos se han secado y las cosechas de cereal están amenazadas», observa el salesiano.

La mitad de la población vive del turismo, pero nadie está entrando ya al país dogón por la amenaza de secuestros de Al-Qaeda. «No nos hemos cruzado con turistas porque todos los países europeos desaconsejan las visitas al Sahel, donde están actuando los mercenarios que antes trabajaron en Libia para Gadafi y que ahora han vuelto al norte de Malí y viven del bandidaje, secuestrando a extranjeros y entregándolos a cambio de dinero a terroristas de Al-Qaeda». La expedición murciana contó, de hecho, con protección policial durante dos días, recuerda el secretario de la Fundación, Ignacio Cobreces, «aunque la rechazamos por el impacto que producía en las comunidades ir armados». Prefirieron la sabia compañía de Abel Kassogué, «un cura dogón de 41 años con el ojo necesario para discernir dónde apremia la necesidad, sin dejarse llevar por la picaresca autóctona», sostiene otro de los expedicionarios, Ramón Santaularia, delegado de Efe en Viena.

2.500 kilómetros en 8 días

«Financiamos proyectos de primera necesidad y toda la labor que llevamos a cabo es altruista», aclara Lozano. «No tenemos ningún sueldo en la organización y lo que aportamos principalmente es nuestro tiempo. Contamos con ayudas puntuales de Polaris, ya sean económicas o a través de mobiliario de oficinas que vendemos y con el que obtenemos recursos, pero somos una ONG independiente, aunque si alguna vez nos faltara el apoyo de Polaris tendríamos dificultades para tirar hacia adelante», admite el presidente de la Fundación, un admirador de Pedro García Meroño, uno de los fundadores de la promotora, de quien alaba su solidaridad y disposición a hacer el bien. «Creo que lo vamos a convencer para que en el próximo viaje nos acompañe. En este último viaje hemos recorrido 2.500 kilómetros en ocho días y hemos visto tanta necesidad que nos vemos obligados a seguir apoyándoles».

La Fundación ha invertido más de 700.000 euros en Malí, en algunos casos en cooperación con otras ONG, Fundación Cajamurcia y Geólogos del Mundo, y otras con la participación de entidades malienses. «Y seguimos aceptando socios», invita Lozano. «Sobrevivimos gracias a la gente sencilla que nos hace aportaciones pequeñas. Los murcianos responden a la llamada de la solidaridad y la gente de África lo sabe bien».


DATOS BÁSICOS

620267305
teléfono de la secretaría de la Fundación Polaris. También es posible solicitar información en el correo electrónico fundacionpolaris@polarisworld.com

700.000
euros invertidos por la Fundación en Malí en los últimos años.

2004
año de creación de la Fundación para impulsar proyectos en África.

«Estamos cumpliendo con aquello de 'tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber...», dice Narciso Lozano

Fuente: Manuel Madrid (laverdad.es)