jueves, 6 de noviembre de 2008

MALÍ EN EL CORAZÓN








EL VIAJE ACOMPAÑADO
(Publicado en LA OPINIÓN DE MURCIA, 27/07/2008)
'MALÍ EN EL CORAZÓN'
Por Soren Peñalver (poeta y viajero)
(Foto de Manuel Madrid)

El pórtico de una monografía divulgativa sobre los pueblos africanos, dirigido por Sir Edward Evans-Pritchard, profesor de Antropología Social en la Universidad de Oxford, comienza con esta frase del poeta de los siglos XVII y XVIII Alexander Pope: "El único objeto de estudio digno de la humanidad es el hombre". Es hermosa la frase, con la que estamos absolutamente de acuerdo, pues reúne en sus escuetas palabras todo el humanismo que merece nuestra condición humana.

Un libro aparecido esta primavera, 'La Herencia de Pedro Roca Saura', del periodista y escritor y gran viajero Manuel Madrid, cumple con la visión del poeta prerromántico inglés, pues se centra en un hombre excepcional, 'un murciano irrepetible' (así se subtitula la obra), el empresario y filántropo (definición hermosa, caída en desuso) Pedro Roca Saura, natural de El Jimenado (Torre Pacheco), desaparecido en plena vitalidad personal y social, dejando una estela de tristeza sobre un espacio ausente, como el sentimiento de nostalgia e inquietudes que dejan los hombres santos, los benefactores de la humanidad.

Manuel Madrid, nuestro joven e incansable amigo, ha querido escribir su libro sobre Pedro Roca con la intriga de la admiración por una vida que no por pública dejaba de ser profundamente personal y original, nada adjunta a tópico alguno, lejos de la convencional norma al uso de los hombres adinerados con generosa conciencia. Manuel Madrid nos ha dado un libro único, irrepetible como su biografiado, y con el cual hemos viajado a África, en toda su amplitud, aunque para no abrumar con perspectiva desmesurada, el centro de nuestros pasos y punto medio de nuestros ojos se detienen en Malí, el país del río Níger y de numerosos lagos, de la mítica Tumbuctú.

Exactamente al sur de Tumbuctú, en la frontera entre Malí y Burkina, se encuentra el país de los dogón, interesante etnia cuya historia y tradiciones, usos y labores están íntimamente ligados a ritos y símbolos, danzas, cantos y atuendos, siempre relacionados con la fertilidad y el origen del hombre y todo lo creado.

Entre colosales bloques de arenisca, a menudo asediadas por violentos vendavales, crecen baobab aislados, tamarindos y acacias. El paraje es como una visión dantesca, en donde la humanidad gira como en círculo, en sus tareas diurnas; la cosecha del mijo, el arroz y el maíz, la elaboración (por la dedicación de las mujeres) de los objetos de barro cocido, el pastoreo, el juego de los niños. Las noches son de una calma de planeta muerto, con las estrellas más brillantes del firmamento sobre cualquier parte del mundo.

En Malí se encuentra una de las artes más bellas de toda África: la escultura dogón. De ella ha escrito Denise Paulme, de la École Pratique de Hautes Études, París, indicando la fuerza espiritual que transmiten sus máscaras, generalmente de madera, y las estatuillas en terracota de sus antepasados. Pero como hemos indicado, el hombre es el más interesante y podemos decir que único y digno objeto de estudio…

En los últimos días de 2006 y primeros de 2007, en estas mismas páginas, aparecieron sendos reportajes sobre Senegal y Malí. 'La fragilidad de los dogones', es un buen título, con el que Manuel Madrid se refiere a las aldeas de macizo de Bandiagara (LA OPINIÓN, viernes, 29 de diciembre, 2006), remontándonos a los siglos XI y XII. Madrid nos aporta bellísimas fotografías de esos enclaves que, como hemos indicado, Dante y Doré pudieron conocer, pero que, en su imaginación, supieron con genio vislumbrar.

Ecole de Kafana 'Pedro Roca' es el nombre de un colegio en una aldea de la región de Sikasso, inaugurado en 2003, y en donde Pedro Roca, impulsado por la ONG 'Proyecto África-Amigos de Malí', fundó generosamente el primer centro de salud. En 'La Herencia de Pedro Roca Saura', su autor, Manuel Madrid destaca, al cerrar su hermoso estudio sobre este hombre peculiar y de personalidad única, lo siguiente: "En septiembre de 2003, a los seis meses de su fallecimiento, María Dolores y sus hijos viajan hasta Malí para visitar el primer centro de salud comunitario para el que se había conseguido financiación cuando Pedro estaba al frente de la ONG. La cita es en la aldea de Kafana. Para Pepe y María era su primer encuentro con la tierra de la que tanto habían oído hablar a su padre. "Nada más llegar saludamos a los ancianos y después caminamos por unas calles solitarias hasta que al girar nos encontramos a dos mil o tres mil críos en fila con camisetas con la cara de mi padre. Atravesando aquella fila enorme de gente parecíamos el Real Madrid en su gira asiática. Nos quedamos paralizados", relata Pepe… A María incluso la abordaban en las calles cuando descubrieron que era hija de Pedro Roca. "Yo no me podía creer que en el mercado de Bamako llorara la gente cuando le decíamos que había muerto mi padre, en Mopti los vendedores de la puerta del Hotel Kanaga me regalaban collares diciéndome que mi padre era un hombre bueno" (pág. 135).

Pedro Roca Saura (1956-2003) vive entre los que le conocieron y amaron. Sobre todo, en el Sahel africano, entre cuyos habitantes es asumida memoria de bondad y generosidad solidarias. Este otoño, volveremos con este hombre, que nos acompaña en este viaje. Manuel Madrid, su biógrafo, hará una presentación oficial de su libro, en honor de ese 'murciano irrepetible', Pedro de Malí, cuyo nombre y figura se van engrandeciendo según pasan los años.
Soren Peñalver

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